Una vez más, tecleando a media noche a unos cuantos kilómetros de mi inolvidable Altagracia, para comunicarme por este medio , no solo con mis paisanos, tambien con quienes han visitado mi patria chica, tienen familiaridad con ella o simplemente tienen curiosidad por la misma. A todos sin excección mis saludos.
El Orituco y, Altagracia su capital, con sus caseríos y pequeños poblados cirscunvecinos como La Catalinera, donde pasaba parte de mis vacaciones escolares, son para mi referencia obligada, cuando de recuerdos infantiles se refiere. Ciertamente, mi infancia estuvo vinculada al campo agrícola, porque mi padre fué agricultor...modesto conuquero en los bajos de la pava, a tres horas caminando desde Altagracia, vía el Banco Obrero, quebrada de paural, quebrada de coche, quebrada el pegón, y Altos de la Catalinera. No diré que fue una infancia felíz, pero si lo fue tranquila , libre, conviviendo con la naturaleza, comiendo jobo, mamón, caruto, fruta de tarare, lechoza, patilla, yuca,topocho, mapuey, jojoto asado, frijol rojo, quinchoncho, caraota guaracara, arroz, arepa de maiz pilado y tantos frutos , bien silvestres o cultivados por don Martín, mi viejo. Por supuesto, siempre acompañado con el "salao" es decir algo de carne de cerdo, gallina, venado, morrocoy, cachicamo, paují, cacaíta, bagre, guabina, corroncho, sardina,entre otros. Jamás olvidaré las tertulias nocturnas, donde los adultos , alrrededor de una fogata o lampara de kerosen o carburo, pasaban horas contando historias y fábulas de aparecidos, ánimas, supuestas fortunas enterradas, actos heróicos y un sin fin de anecdotas y cuentos que matizaban la larga jornada de trabajo y preparaban el sueño reparador de energías para el siguiente día. Aquellos tiempos fueron épocas donde se hablaba. La oralidad era el elemento de socialización entre padres, éstos con los hijos y con los vecinos. Lamentablemente la tv acabó con esa sabrosa práctica. En la actualidad, no existen grades diferencias entre la vida del campo y la ciudad. La TV por cable, el celular y las peliculas quemadas, unido a la inseguridad personal convirtieron al ciudadano tanto del campo como de la ciudad en un preso y lo peor, un AUTISTA.
Los campos del Orituco no escapan a esa amarga realidad. Los antivalores llegaron a nuestros vecindarios y campos , pareciera que para...quedarse largo tiempo, porque, tanto la dirigencia de los últimos años de la cuarta, como los primeros diéz de la quinta se han limitado a diagnosticar, pero...NO a Resolver.
Desaparecieron los cuenteros de las áreas rurales del Orituco, muchas de aquellas frutas y animales silvestres fuerón extinguidos en forma indiscriminada por la voracidad de una subdesarrollada modernidad. A pesar de lo último que he mencionado, sigo queriendo a mi inolvidable región del Orituco. Cada momento que transcurre la amo más. Moriré con ella en el recuerdo y el corazón. Es mi terruño , ahí están parte de mis vivencias y afectos.
Otro día comentaré mis vivencias y recueros de mi juventud en Orituco, concretamente ,en el barrio Peblo Nuevo de Altagracia de Orituco.
El Orituco y, Altagracia su capital, con sus caseríos y pequeños poblados cirscunvecinos como La Catalinera, donde pasaba parte de mis vacaciones escolares, son para mi referencia obligada, cuando de recuerdos infantiles se refiere. Ciertamente, mi infancia estuvo vinculada al campo agrícola, porque mi padre fué agricultor...modesto conuquero en los bajos de la pava, a tres horas caminando desde Altagracia, vía el Banco Obrero, quebrada de paural, quebrada de coche, quebrada el pegón, y Altos de la Catalinera. No diré que fue una infancia felíz, pero si lo fue tranquila , libre, conviviendo con la naturaleza, comiendo jobo, mamón, caruto, fruta de tarare, lechoza, patilla, yuca,topocho, mapuey, jojoto asado, frijol rojo, quinchoncho, caraota guaracara, arroz, arepa de maiz pilado y tantos frutos , bien silvestres o cultivados por don Martín, mi viejo. Por supuesto, siempre acompañado con el "salao" es decir algo de carne de cerdo, gallina, venado, morrocoy, cachicamo, paují, cacaíta, bagre, guabina, corroncho, sardina,entre otros. Jamás olvidaré las tertulias nocturnas, donde los adultos , alrrededor de una fogata o lampara de kerosen o carburo, pasaban horas contando historias y fábulas de aparecidos, ánimas, supuestas fortunas enterradas, actos heróicos y un sin fin de anecdotas y cuentos que matizaban la larga jornada de trabajo y preparaban el sueño reparador de energías para el siguiente día. Aquellos tiempos fueron épocas donde se hablaba. La oralidad era el elemento de socialización entre padres, éstos con los hijos y con los vecinos. Lamentablemente la tv acabó con esa sabrosa práctica. En la actualidad, no existen grades diferencias entre la vida del campo y la ciudad. La TV por cable, el celular y las peliculas quemadas, unido a la inseguridad personal convirtieron al ciudadano tanto del campo como de la ciudad en un preso y lo peor, un AUTISTA.
Los campos del Orituco no escapan a esa amarga realidad. Los antivalores llegaron a nuestros vecindarios y campos , pareciera que para...quedarse largo tiempo, porque, tanto la dirigencia de los últimos años de la cuarta, como los primeros diéz de la quinta se han limitado a diagnosticar, pero...NO a Resolver.
Desaparecieron los cuenteros de las áreas rurales del Orituco, muchas de aquellas frutas y animales silvestres fuerón extinguidos en forma indiscriminada por la voracidad de una subdesarrollada modernidad. A pesar de lo último que he mencionado, sigo queriendo a mi inolvidable región del Orituco. Cada momento que transcurre la amo más. Moriré con ella en el recuerdo y el corazón. Es mi terruño , ahí están parte de mis vivencias y afectos.
Otro día comentaré mis vivencias y recueros de mi juventud en Orituco, concretamente ,en el barrio Peblo Nuevo de Altagracia de Orituco.
Víctor
Profesor Universitario.
